—Tú... —Lily Jorden estaba tanto sorprendida como molesta.
Pero antes de que pudiera reaccionar,
¡Zumbido!
Un sonido de una caja de armas ocultas activándose.
El dardo, casi rozando a los dos al pasar volando.
—¡Dragón Furioso! —Figuras emergieron del bosque.
El que los lideraba era un hombre ligeramente gordito.
—¿Hoja, fuiste tú realmente quien lo mató? —El tono del hombre estaba lleno de odio.
¡El Dios de la Guerra del Grupo Estelar había muerto trágicamente en el Continente del Este!
Su cuerpo, apuñalado por completo de puñales.
¡Esto era un deshonor!
¡Un deshonor tremendo!
Ahora,
El Grupo Estelar se había convertido en el hazmerreír de Asia Oriental, ridiculizado por varias fuerzas.
Por supuesto, la Academia Siete Nubes había vuelto a entrar en escena.
Pero nadie creía que Dragón Furioso seguía vivo.
—¿Eres, o no eres Dragón Furioso? —El hombre levantó la caja de armas ocultas, apuntando a Julio Reed—. ¡Habla!
Ellos nunca habían visto a Dragón Furioso.
