—Zahir Huntington insultó a mi esposa, merecía morir
—Sin embargo, solo hirió a Slade Stone. Yo quería sus dos manos, ¿es eso demasiado?
—dijo indiferente Julio Reed.
Se levantó y caminó hacia Darrell Huntington.
—Pero él actuó groseramente, asustando a mi esposa. Lo arrojé desde el segundo piso, perdonando su vida, y debería considerarse afortunado de seguir vivo
—En cuanto a Vance Huntington.
Julio Reed caminaba con las manos detrás de la espalda hacia la entrada del Pabellón Recogida de Estrella.
Afuera.
Guardaespaldas llenaban el área.
—¡Un aura mortal llenaba el aire!
—Cuando estoy manejando asuntos, no me gustan las interrupciones. Es solo un dedo, la vida es buena, ¿no? —rió ligeramente—. En cuanto a tu coche roto, ni siquiera vale una de mis bicicletas
