—Yo... —Anna Harris solo sintió un mareo.
Todo ante sus ojos estaba negro, con el ocasional parpadeo de una estrella.
Afortunadamente, la porra eléctrica utilizada por el guardia tenía baja corriente y, viendo que Anna Harris era una mujer, solo pretendía advertirle.
Aparte de un corto episodio de mareo, no hubo efectos secundarios.
—¿Estás bien? —Quella Radcliffe sostuvo a Anna Harris en sus brazos y preguntó con preocupación.
—Estoy bien... Es solo que, siento la cabeza un poco aturdida. —Anna Harris tomó una respiración profunda y sacudió la cabeza; después de eso, se sintió mucho mejor.
—¡¿Dónde está Julio Reed?! —Mostró los dientes, preguntando enojada.
Él le había tomado el pelo; ¡no es de extrañar que le impidiera venir—era toda una trampa!
¡Estafador!
—Estoy justo aquí. —Julio Reed observó cómo Anna Harris caía al suelo y no pudo evitar estallar en risa.
De verdad, un pícaro es triturado por otro pícaro.