—¡Quella Radcliffe! ¡Julio Reed! —Bran Cook rugió de ira—. ¡Hoy voy a hacer que paguen!
—¿La subida previa todavía cuenta? —Julio Reed se lamió los labios y preguntó.
—¡Los labios de esta mujer, realmente son fragantes!
—¡Por supuesto! —El cegado por la ira Bran Cook miró a Julio Reed, apuntó al suelo debajo de sus pies y dijo:
— ¡Hoy quiero que te arrodilles aquí, como un perro, suplicando misericordia!
—¡Está bien! Si Quella Radcliffe pierde, según el acuerdo, te llamaré "Papi". Pero, ¿estás tan seguro de quién se arrodillará hoy, Bran Cook? —Julio Reed miró a Bran Cook con una cara provocativa y se mofó—. Perdona mi franqueza, pero me temo que eres tú, Bran Cook, quien tendrá que arrodillarse otra vez. Pero hoy no traje dinero, acordamos que puedo arrodillarme pero no tienes derecho a pedir dinero.