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La alguna vez animada cena de cumpleaños cayó en un espeluznante silencio con la aparición de Julio Reed.
Y luego, alcanzó un clímax completo bajo el cielo de billetes de Julio Reed.
Sophia Leocadia perdió completamente el sueño, su mente llena con la imagen de Julio Reed.
Jamás habría anticipado que este chico, que atormentaba sus sueños, aparecería en su decimoctavo cumpleaños.
No solo había abofeteado la cara de Fernando Lee, sino que también se fue con extrema arrogancia.
¿De qué trasfondo provenía? ¿Y de dónde era?
¿Estaba casado? ¿Las dos chicas que le seguían eran sus novias?
Sophia Leocadia no pudo evitar dejar que sus pensamientos se desbocaran.
Sin embargo, en ese momento junto al Río Birch, el mismo Julio Reed que ella anhelaba estaba parado a la orilla del río, con las manos juntas detrás de su espalda, mirando hacia adelante.
La luz de la luna iluminaba la apuesta cara de Julio Reed, revelando claramente sus rasgos.