—¡Maldita sea! ¡Nos han tendido una trampa! —Eric, al ver a los hombres de negro apareciendo continuamente en la montaña, se sentía absolutamente terrible.
Fueron perseguidos implacablemente por la gente del Pabellón Willson, con casi todo su escuadrón aniquilado; solo tres de ellos lograron escapar con vida.
Pensaron que al buscar refugio con el intermediario Casco de Hierro, podrían dejar el Oriente bajo su protección y regresar al Cuartel General Frío Profundo.
Pero, ¿quién hubiera pensado que inmediatamente después de salir de la guarida del dragón, entrarían a la cueva del tigre?
—¡Derriben al líder! —susurró Frank en voz baja al oído de Eric.
Dada la situación actual, intentar abrirse camino luchando era extremadamente arriesgado y podría llevar a la aniquilación completa.
Pero si podían capturar al joven que estaba hablando, tendrían una oportunidad de salir de este lugar.