—¿No has huido? —La espada de Shirley se detuvo a menos de diez centímetros de la garganta de Nelson.
—Ella levantó la cabeza, mirando a Bamboo Whitaker, quien acababa de irse, y frunció el ceño ligeramente.
—He visto el tesoro del malo —dijo Bamboo Whitaker.
—A pesar de que el cuerpo de Bamboo Whitaker temblaba incontrolablemente, todavía intentaba suprimir su miedo, hablando suavemente —Esta hermana mayor ha sido muy amable conmigo. Si puedo ayudarte a encontrar el tesoro, ¿la dejarás ir?
Nelson permaneció en silencio.
—Ella sabía que esta podría haber sido la intención de Julio Reed.
Bamboo Whitaker debió haber buscado ayuda después de irse y volver.
—¿Oh? ¿Sabes lo que estoy buscando? —Shirley se interesó en su lugar.
Su propósito al venir aquí era de hecho matar y apoderarse de tesoros.
No le temía a un enfrentamiento directo con Julio Reed.
O más bien, estaba esperando con ganas el enfrentamiento.
