Carretera del Suburbio Este, inquietantemente tranquila.
Quentin Leopold se inclinó hacia atrás en su silla, jadear por aire.
Su pecho se agitaba.
A su lado, el líder de la Isla del Este, mordiéndose la ropa, su frente cubierta de sudor.
La sangre ya había teñido su ropa de rojo.
Pero el líder de la Isla del Este sabía que no podía hacer ningún ruido.
Si lo hacía, quedarían expuestos.
¡Afuera, había usuarios de armas ocultas!
Dentro del carruaje, solo se podía escuchar su respiración pesada.
Todas las luces delanteras estaban apagadas.
Todos sostenían un arma, observando vigilantes la dirección de donde venían las cajas de armas ocultas.
Pero.
¡Estaba totalmente oscuro!
Fiel al dicho.
Oscuridad por todas partes, peligro al acecho en todos los lados.
Todos ellos eran de la Organización Guerrero Sombra, y naturalmente conocían el terreno.
Tras un breve choque, rápidamente comenzaron a ajustar su formación.
