—Terry Moore, ¿cuántos cilindros de gas liberaste?
Karen miró hacia el distante y polvoriento crematorio y se levantó, sacudiéndose los pantalones.
—Los arrojé todos.
—Terry Moore, sosteniendo un hueso de durazno en su mano, dijo con disfrute prolongado:
— Usa todos los que tengas, de todos modos no puedes comer los sobrantes.
—Esta vez, probablemente Fernando Lee ni siquiera tendrá cenizas.
Karen soltó una risa ominosa, sentada en la colina y observando la multitud inquieta abajo.
—¿Tienes más duraznos? Pásame uno, hermano.
Terry Moore lamió el hueso del durazno y a regañadientes lo tiró.
Y la verdad sea dicha, los duraznos de Karen eran especialmente dulces.
—¡Deja de comer!
—Karen dijo irritada:
— ¡Vámonos! Jennifer Lopez se está casando, nos vamos al festín.
—¡Claro!
Terry Moore se palmoteó el estómago y se marchó rápidamente.
...
En Ciudad Capital.
¡Patio de la Familia Lopez!
Cuando todavía estaban a quinientos metros de la entrada de la familia Lopez.
