—Profesor Leocadia, usted…
Al escuchar las palabras de Sabrina Leocadia, todos sintieron que era algo extraño.
Pero solo escucharon casualmente.
No era que menospreciaran a Sabrina Leocadia.
Incluso los mejores psiquiatras del mundo no podían curar a un paciente mental como Fernando Lee en una sola noche.
Era una tarea imposible.
Era como el sueño de un tonto.
¿Podría ser que el propio Profesor Leocadia estuviera sufriendo de un problema mental?
—Ahora, todos pueden comenzar —dijo.
Justo entonces, un policía se acercó, seguido por alguien con una cámara de video.
La influencia de la opinión pública era demasiado significativa.
El departamento de policía había decidido transmitir este proceso diagnóstico en vivo.
—Todos, por favor comiencen —dijo.
Sabrina Leocadia sonrió y extendió su mano.
Los otros expertos naturalmente no dudaron, tomando turnos para comenzar su evaluación mental de Fernando Lee.