—¿Arlo Percival?
Al ver a su marido nominal, las pupilas de Jennifer Lopez se contrajeron abruptamente.
—¿Tú... cómo has podido aparecer aquí?
Se suponía que Arlo Percival estaría en Ciudad Gonzalez, ocupándose de sus negocios.
El hogar de la Familia López no era un lugar en el que él pudiera poner un pie.
Casi veinte años de matrimonio y Arlo Percival nunca había pisado la capital.
Siempre se quedaba en Ciudad Gonzalez.
—Claro, es para exponerte.
Arlo Percival se acercó sonriendo, sosteniendo un paquete de polvo negro en su mano.
—¿Te suena familiar? Mi esposa, este es el veneno que usaste para conspirar contra tu propio padre.
En la tarde de Nochevieja, llegó en secreto a la casa de los López y se reunió con Justin López.
Le contó todo lo que había sucedido.
Solo entonces pudo desplegarse ante sus ojos un espectáculo tan bueno.