—Me llevaste todo el camino hasta aquí; seguramente no fue solo para tocar una melodía para mí, ¿verdad?
En los bosques de Ciudad Gonzalez.
Julio Reed, sosteniendo su ensangrentada Gran Espada Lanyi de Zhou, miró a la mujer enmascarada de pie frente a él.
La mujer tenía una flauta verde en su mano, pero su expresión facial estaba oculta por el velo.
—Rey Dragón, por favor aprecia mi pieza.
Ella dijo con una risa ligera y lentamente comenzó a tocar la flauta.
¡En un instante!
¡El viento se detuvo!
¡Las hojas cayeron!
Los bosques parecían formar un reino aparte.
¡Dentro de ese reino, las olas surgían como para engullir a cualquiera dentro!
¡Y Julio Reed, con los ojos ligeramente cerrados, estaba en medio del vórtice!
Parecía tranquilo a su alrededor.
Pero no tranquilo en absoluto.
¡El peligro acechaba desde cada rincón!
¡Ráfagas de nitidez asaltaban el cerebro de Julio Reed, el aire lleno de intención asesina!
—La pieza todavía carece de algo de madurez.