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¡El orgullo de la Montaña Azul está grabado en sus propios huesos! Su fama de beligerancia no es una etiqueta impuesta por extraños. ¡Está forjada por sus propias espadas y armas ocultas! ¡Cada persona de la Montaña Azul tiene sangre caliente corriendo por sus venas! ¡Todos tienen orgullo! Un ardor marcial de cien años; su mera reputación es suficiente para ahuyentar a algunos criminales insignificantes.
—¿Eres el último? —observando a Adam Martin con una Espada Larga en mano, Julio Reed miró hacia atrás. Parecía que no había nadie más.
—¿Qué quieres decir? —las cejas de Adam Martin se fruncieron ligeramente.
—Si hay alguien más, vengan todos juntos —Julio Reed se paró con las manos cruzadas detrás de la espalda, una sonrisa impotente en su rostro.
—¿Me estás insultando? —la mano que sostenía la Espada Larga de Adam Martin tembló ligeramente.