—¡No te muevas! —Al ver a Bamboo Whitaker en el suelo con la cara ennegrecida, Julio Reed se apresuró a acercarse y colocó su mano suavemente sobre su pulso.
—Julio, ¡justo estaba hablando con ella cuando esta joven de repente se desmayó! —Quella Radcliffe se quedó al lado, diciendo impotente—. ¡Cuando la toqué, su cuerpo estaba ardiendo, caliente como el fuego!
—Ve a mi cajón y trae la botella azul. ¡Rápido! —Julio Reed cerró los ojos, sintiendo el pulso de Bamboo Whitaker—. El pulso era rápido a veces, lento en otras, y había incluso breves desapariciones.
—¡La tengo! —Quella Radcliffe corrió a toda velocidad, luego bajó con la pequeña botella de medicina azul—. Julio, ¿esto servirá? —Ella preguntó ansiosa—. La última vez ella había intentado quitarse la vida tomando una solución oral de Julio Reed.
—Pero... —Resultó ser una poción para dormir—. Ahora era una cuestión de vida o muerte. ¡No había lugar para la más mínima negligencia!
