—¿Cómo está la lesión?
—Cuatro costillas rotas, moretones extensos por todo el cuerpo. Si hubiera sido otra persona, probablemente ya estaría muerta.
—¿Cooperativa?
—Muy cooperativa. Apenas tuvimos que esforzarnos para completar la cirugía.
—Gracias por su arduo trabajo.
—¿Quién le hizo esto? ¡Una chica tan agradable, golpeada hasta quedar en ese estado!
—Si sigues haciendo más preguntas, terminarás como la chica allí.
—Adiós.
—Cuídate, no te acompaño a la salida.
Después de despedir al médico, Julio Reed empujó la puerta de madera de la habitación.
Elwood Thorneycroft yacía en una cama, su cuerpo envuelto en vendas blancas.
Había tres goteros colgando sobre la cama, administrando líquidos.
—Gracias.
Al ver entrar a Julio Reed, la expresión en el rostro de Elwood Thorneycroft era extremadamente compleja.
¡El que lo había salvado resultó ser su enemigo jurado, la persona a la que quería matar todos los días!
¡Y el que quería matarlo resultó ser su propio padre adoptivo!