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—Ah...
El guerrero revestido de hierro escupió sangre de su boca, su conciencia ya se volvía algo confusa.
Justo ahora, para contrarrestar el poder opresivo de la Espada Lanyue del Gran Zhou, ¡había usado toda su fuerza!
¡Tanto es así que ahora, cada costilla en su caja torácica se había destrozado!
Este bocado de sangre, el guerrero revestido de hierro había intentado suprimirlo.
Pero debido al qi que surgía dentro de su cuerpo, simplemente no podía controlarlo.
—¿Te atreves a no arrodillarte al ver al Santo Maestro? —Julio Reed insertó con desgana su espada en la vaina de su espalda y se paró fríamente frente al guerrero revestido de hierro.
—Ya eres un Santo Maestro descartado, ¿qué derecho tienes para hacerme arrodillar? —el guerrero revestido de hierro continuó escupiendo sangre de su boca, pero sus ojos aún mostraban desdén.
¡En su corazón, sólo esa mujer de La Alianza de las Diez Mil Montañas merecía el título de Santo Maestro!