—¡Maldición! Muchacho, ¡eres muy engreído! —El hombre se arrancó la camiseta de tirantes y sonrió a Julio Reed—. ¡Has avivado mi pasión!
—Entonces tendré que extinguir tu pasión —Mientras hablaba, Julio Reed echó a correr rápidamente y cargó contra el hombre.
—¡Te dejaré golpear primero! —El hombre rió a carcajadas, inflando su pecho—. ¡Hace tanto que no me sentía tan bien! Muchacho, aunque me ganes, no te mataré. ¡Una plántula tan buena, sería una lástima!
¡Zumbido!
¡Golpe!
—En cuanto las palabras salieron de su boca, toda la persona fue enviada hacia atrás volando, arrodillada en el suelo mientras escupía un bocado de sangre fresca.
—Lo siento, pero tendrás que poder vencerme antes de que puedas volver a decir eso —Julio Reed se sacudió los pantalones y caminó paso a paso hacia el hombre.
—Mi nombre es Fox Miller, ¿cuál es el tuyo? —El hombre se limpió la sangre de la comisura de su boca, tomó una respiración profunda y caminó lentamente hacia Julio Reed.