—Señorita Radcliffe.
Osby Michael levantó su copa, mirando a Quella Radcliffe con ojos lujuriosos —En todos los años que llevo en el negocio, es la primera vez que siento que hay ángeles en este mundo.
—Señor Michael, basta de poesía, ¡beba ya!
Dimitri Leopold también apenas podía contenerse, deseando urgentemente embriagar a ambas.
Pero antes de eso, necesitaba poner sus manos en una suma de dinero, la tarifa de beneficios dada por Quella Radcliffe.
Después de todo, no es solo un paseo gratis, también iba a tomar varios millones de Quella Radcliffe.
Cuando salga la verdad, si Quella Radcliffe quiere establecer un punto de apoyo en Ciudad Gonzalez, tendrá que tragarse la pérdida sin quejarse.
—Un trago por un millón, señorita Radcliffe, ¡usted decide! Bran Cook nos dio veinte millones, si bebe veinte tragos, entonces el asunto queda resuelto por hoy.