Para cuando Julio Reed llegó con Hada Nocturna, solo vieron cinco cadáveres en el suelo.
También había sangre que aún no había secado.
Los papeles estaban esparcidos por todas partes, y aunque habían sido revisados, todavía se veían desordenados.
—¿Quién hizo esto?
Mirando el cuerpo del Joven Maestro, cuyos ojos no se cerrarían ni siquiera en la muerte, el ceño de Julio Reed se frunció ligeramente.
La pista más importante se había ido.
Había intentado capturar al Joven Maestro y abrirle la boca para aprender una o dos cosas sobre los secretos del Mar del Norte.
Pero ahora, los muertos estaban destinados a permanecer en silencio.
—Windy Johnson.
—Esperaba mantener a ese viejo con vida, pero quién iba a saber que Windy Johnson fuera tan despiadado y decisivo, ¡que para no dejar sobrevivientes, en realidad cortó y mató al Joven Maestro de un solo golpe! —dijo Templeton Lena algo enojado.
Se enojaba cada vez que hablaba de este asunto.
