—¡Señor Lago! ¿Ha perdido la cabeza?
Al principio, escuchaban cómodamente.
Pero a medida que pasaba el tiempo, algo se sentía cada vez más extraño.
¿Cómo es que...
¿Empezó a hacer la pelota?
¡Qué cambio tan drástico de estilo!
—Señor Lago, ¿qué le pasa?
El empresario al lado de él dijo descontento —¡Qué tonterías está diciendo!
En un momento tan crítico, congraciarse con Julio Reed era estar fuera de sí, ¿no era así?
Después de todo, Otis Radcliffe estaba sentado justo ahí.
¡Molestar al Presidente Radcliffe, ya no querían mezclarse en Ciudad Gonzalez!
—Usted... —Barrett Lago tartamudeó un poco.
—Qué diablos sabrás tú... —Finalmente, logró exprimir esas pocas palabras.
Ya tenía la lengua enrollada.
No podía hablar con fluidez.
¡Ese era el Grupo Willson!
¡La empresa líder de la Provincia de Cinco Ríos!
¡El legendario coloso con activos valorados en cientos de miles de millones!