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—Vincent no podía creer a esos dos. Tenía razón, no podían estar separados el uno del otro ni siquiera un minuto. Sonrió. Verlos besándose le hacía feliz —¿Cómo pudiste...?
—No te preocupes, continúa, no quiero interrumpiros. Nos veremos los dos en casa esta noche —Vincent salió rápidamente de la oficina. Estaba más que contento de ver a su nieto y esposa arreglar sus diferencias. Anna acaba de alegrarle el día, sabía que esos dos nunca podrían estar separados, estaban destinados a estar juntos.
¿Cómo pudo ser tan estúpido de pensar que su nuera engañaría con otro hombre? Debe estar envejeciendo de verdad para tener ese tipo de pensamientos. Vincent suspiró mientras se alejaba.
—¿He lavado su coche, don Vincent? —anunció Paul. Cuando salió de la oficina de Noah más temprano, Paul no esperaba ver llegar a Vincent a la organización también, había intentado evitar que el hombre interrumpiera a su jefe y a su esposa pero el hombre lo envió a hacer un recado en su lugar.