Las enfermeras arrastraron a Gracia de vuelta a la habitación que ahora olía a sangre. Todas estaban conmocionadas al ver a las mujeres yaciendo sin vida en el suelo. Gracia realmente había matado a alguien. No fue su intención, estaba sufriendo, ¿cómo no pueden ver que estas limpiadoras la estaban matando en lugar de ayudarla?
Solo estaba tratando de defenderse.
Por unos momentos, la habitación estuvo en silencio mientras todos miraban fijamente a las mujeres muertas en el suelo.
—Encadénenla, no podemos mantener a asesinos junto a los pacientes normales —ordenó el doctor y Gracia entró en pánico.
—No.
—No. Padre, ella me golpeó. Me están haciendo daño —Gracia intentó hablarle al viejo general que no se había movido del lugar donde estaba. Todos los días temía que un día él dejara de respirar en este lugar debido a lo grave que se había vuelto su situación.