Cuando Nari y Kate se levantaron la siguiente mañana, ambas fueron recibidas por una serie de cartas de la familia real. Kate no sabía cuál leer primero. Cada carta era una amenaza por su demora en el pago de la dote. Ninguna de ellas sabía qué castigo les esperaba por sus malas acciones.
Ambas mujeres ya habían pasado la noche peleando y culpándose mutuamente. No dirían que habían tenido la mejor noche, la noche de Kate estuvo llena de arrepentimiento e inquietud por el castigo que les esperaba. Mientras que la noche de Nari estuvo llena de miedo y remordimientos por el sufrimiento en el que se estaba metiendo.