Mientras el señor de la mafia atormentaba a su querida prometida, en un país completamente diferente, una limusina negra llegó a la entrada de un edificio de seis (6) pisos y cuatro piernas con zapatos bien lustrados salieron de ella. Sus pasos eran rápidos mientras otras 10 piernas corrían detrás de ellos.
—Maneja a la recepcionista y date prisa —dijo una voz profunda y autoritaria a Moisés, quien rápidamente se acercó a la recepcionista.
—Hola —colocó sus manos en el mostrador tratando de ser lo más educado posible.
—Bienvenido a Santa Lui, señor, ¿qué desea? —dijo la mujer frente al mostrador a Moisés con una sonrisa.
—Código cinco —dijo rápidamente ajustando los pequeños anteojos sobre su rostro y ella asintió.
—¿U... Usted es el señor Rey? —preguntó ella.
—Ese será mi jefe —dijo él, gesticulo con su cabeza hacia el hombre de cabello plateado sentado en una silla con las piernas cruzadas mientras utilizaba su teléfono.