Cuando llegaron a la mansión de Noah, tanto él como Anna salieron del coche y se apresuraron a entrar en su mansión. Noah le había pedido a Lola que no publicara ninguna noticia sobre el general o actuara como si algo estuviera pasando. Al igual que en el caso de su esposa, necesitaban que todo fuera lo más privado posible hasta que confirmaran todo.
—Tía Grace —llamó Anna a la mujer que dejó su taza de té sobre la mesa mientras escuchaba las noticias.
—Llegas a casa tan tarde, casi pensé que no volverías hoy —Grace bromeó, pero su sobrina no sonrió ni se sonrojó como siempre.
—Por favor, ven conmigo tía, tenemos que ir a un lugar importante —intervino Noah casi inmediatamente, su expresión indiferente mientras miraba a su esposa. Ella temblaba un poco, y él podía decir que estaba intentando controlar su miedo.
—¿Está todo bien? —preguntó Grace, moviendo sus ojos entre Noah y Anna.