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Nicolás se enderezó; menos mal que tenía los brazos cruzados, si no, aquel hombre habría perdido la vida hoy mismo. Más le vale que le quite las manos de encima, o tal vez nunca más pueda volver a levantarlas.
Porque iba a romperle esa mano en mil pedazos.
Afortunadamente para aquel hombre, Ariana se apartó de él y negó con la cabeza en respuesta a lo que él le había dicho.
Sin embargo, el hombre seguía aferrado a ella y continuaba hablando; a veces le tocaba la muñeca o a veces le hacía tocar su frente o su pecho.
No, así no.
Tenía que darle la vuelta a la situación antes de acabar en la cárcel. Algo que su madre le había pedido que no hiciera bajo ningún concepto.
Sacó su teléfono; esa misma mañana, Ariana había enviado otro mensaje, el cual había ignorado. Por supuesto que no estaba enfurruñado; ¿cómo iba a estarlo a su edad? Simplemente no le gustaba el hecho de que ella visitara a Noah y ni siquiera se molestara en ir a verlo.