Nunca en su vida había pensado que un día mataría a alguien. Esa mujer que la crió —aunque de manera despreciable— fue ella quien la acogió y cumplió el papel de su madre.
Anteriormente, cuando se dio cuenta de que la que había irrumpido era la señora Harlow, esperó que el asunto escalara hasta el punto de enviar a la señora Harlow a la estación de policía. Nunca pensó que la mujer moriría.
Ahora, por la situación en la que estaba —Ari temía que la que terminaría encerrada en prisión sería ella.
La sangre emanaba del cuerpo de la señora Harlow y poco a poco empezó a derramarse por todo el suelo.
Mirando el líquido rojo que brotaba profusamente de la herida de la señora Harlow, la realidad empezó a calar en la mente de Ariana. Se dio cuenta de lo que había hecho, su corazón se hundió en lo más profundo de su estómago y su respiración se volvió aún más irregular.