Sin embargo, mientras Ari esperaba que los hombres se fueran, más de tres guardaespaldas se unieron a ellos.
—¿Espera Samuel que busquemos en todo el bosque? —dijo uno de los hombres con voz de queja.
—Ni lo preguntes, me estoy volviendo loco aquí —dijo otro en voz baja—. Exige que revisemos hasta el último rincón de este bosque. Dijo que no había manera de que esa mujer hubiera ido hacia el lado más profundo y que mientras busquemos cuidadosamente, la encontraremos.
—¿Por qué está tan obsesionado con ella? —preguntó el hombre que llegó primero al lugar con el ceño fruncido.
Al oír su pregunta, otro hombre se rió entre dientes —No es nada, algo sobre una vieja venganza que tiene que saldar. Estoy dispuesto a apostar que ella lo avergonzó y ahora la está haciendo pagar por ello.
Mientras discutían, se oyeron más pasos acercándose y esta vez era nada menos que Samuel.