Punto de vista de Selene
Noé se estremeció, el aguijón de sus palabras impactando más fuerte que cualquier golpe físico. Sabía que lo merecía, sabía que nada de lo que pudiera decir desharía el daño. Pero tenía que intentarlo, tenía que hacerme entender cuán impotente se había sentido en ese momento. —Selene, no fue así —comenzó, su voz quebrándose por la emoción—. Fui... fui engañado. Todo se sintió tan real, cada toque, cada
—Detente —lo interrumpí, mi voz temblorosa—. No quería escuchar los detalles; ya dolía bastante solo saberlo. Me giré de nuevo, enfocándome en la ventana mientras contenía las lágrimas que amenazaban con derramarse. No quería llorar, no ahora, no frente a él. —Simplemente no entiendo cómo pudiste ser tan ciego, Noé.