Punto de vista de Selene
Intentaba sonar casual, ocultando la ansiedad que vibraba en mi pecho. —Acabo de despertar —dije, haciendo un gesto hacia el vaso sobre la mesita de noche—. Tenía sed. Pensé en tomar algo de agua.
Noé asintió, aunque sus ojos se demoraron en mí más de lo habitual como si buscara algo que no conseguía identificar. Cerró la puerta tras de sí y se acercó, sentándose en el borde de la cama. Su expresión se suavizó, y extendió la mano, apartando un mechón de cabello detrás de mi oreja. —Esperaba que aún estuvieras dormida —admitió en voz baja—. Quería acurrucarme contigo. Todavía parece un sueño que estés aquí.
Conseguí esbozar una pequeña sonrisa, con la culpa de la presencia de Kragen aún merodeando en mi mente. Toqué su brazo suavemente. —Estoy aquí, Noé. No tienes que preocuparte.