Una densa lluvia caía sobre las calles de Tokyo, creando un telón de lágrimas que ocultaba el futuro incierto de la familia Kano.
Mi padre Hirumi Kano, con su cabello empapado y una sombra de preocupación en sus ojos, Me miraba siendo yo Taiyou, apenas con 4 años de edad, y a mi madre, Akane Shansai, quien sostenía un paraguas con ternura. La decisión había sido tomada: dejar atrás su vida en la ciudad que conocían y aventurarse en busca de un futuro mejor en Estados Unidos, una nueva vida y muchas oportunidades para surgir… O eso era lo que pensábamos.
La economía apretaba sus gargantas, y la promesa de oportunidades en América brillaba con una esperanza tentadora. Mi padre, un hombre valiente pero desesperado, se vio envuelto en una propuesta peligrosa.
El líder de una infame mafia llamada Red Death ofrecía un camino hacia la riqueza a cambio de sumergirse en un mundo de crimen y violencia.
La decisión de aceptar la oferta no fue fácil, pero las necesidades de la familia hablaban más fuerte, mi padre pensativo, no tuvo más opción.
Y así, el primer paso hacia la oscuridad se dio. Mi padre se convirtió en una pieza en el tablero del inframundo, con Red Death controlando los movimientos de su marioneta.
Rápidamente, fue absorbido en un torbellino de traiciones, peligro y adrenalina. Cada misión, cada enfrentamiento, llevaba consigo la posibilidad de no regresar a casa.
Pero la promesa de dinero fácil cegaba cualquier temor.
Un día, los caminos del destino llevaron a mi familia y a Red Death a un trato con la enigmática Pírate East, una organización criminal con base en Los Ángeles.
La ciudad de Miami se convirtió en el escenario de un intercambio que salió catastróficamente mal. El dinero y miles de kilos de sustancias ilícitas, desaparecieron en medio de un tiroteo infernal, pintando de rojo la sangre de los involucrados. El error selló el destino de
mi padre, y los líderes de Red Death decidieron que su vida ya no tenía valor.
La normalidad y la felicidad que una vez llenaron nuestro hogar se volvieron fantasmas en el pasado. Los recuerdos de risas y sonrisas quedaron atrás, mi inocencia infantil se desmoronó.
Con mis 14 años recién cumplidos, me encontré de vuelta en la puerta de nuestra casa. El rastro de agua roja me condujo a una visión que ningún ser humano debería presenciar: los cuerpos destrozados y sin vida de mis padres.
La conmoción me atrapó, y un grito desesperado escapó de mis labios mientras mi mente luchaba por comprender la realidad retorcida ante mis ojos, viendo los rostros apagados y sin alma de las personas que más amaba en este mundo, me hicieron perder la cordura.
Sin pensarlo dos veces, escapé de aquel horror, buscando refugio en el único amigo que tenía, Henrry Westle. La desesperación en mis ojos
debió haber sido suficiente para que él entendiera que algo terrible había ocurrido. La llamada de su padre, Levin Michael Westle, agente de la DEA,
llevó al único rayo de luz en medio de la oscuridad. El tiempo pasó en un torbellino de lágrimas y palabras rotas mientras finalmente lograba expresar la pesadilla que había vivido, todavía no podía asimilar lo que había ocurrido, es un trauma que me acompañaba siempre.
La crudeza de mi relato afectó incluso a un hombre acostumbrado a enfrentar lo peor de la humanidad. La escena macabra en mi casa nos esperaba, y fue un testamento mudo de la crueldad que el mundo podía albergar.
El funeral de mis padres, el 4 de abril de 1978, marcó un adiós a una vida que ya no existía. La oscuridad se asentó en mi alma, y la esperanza se desvaneció como un recuerdo lejano de lo que alguna vez
fue una vida feliz.
Fue en medio de esta oscuridad que los Westle me brindaron un nuevo comienzo.
Levin Michael Westle, mi segundo padre, me abrió las puertas de su familia y me adoptó como su propio hijo. El apartamento Westle, una estructura que guardaba secretos en cada esquina, se convirtió en mi refugio.
Sin embargo, la llama de la venganza ardió en mi interior cuando, mientras limpiaba la casa, encontré documentos clasificados que revelaban la verdad detrás de la muerte de mi padre, con
dolor y una curiosidad decidí leer lo que decía, dejándome impactado.
Gorge Brown, un británico oscuro y siniestro, había sido el responsable
de arrebatarle la vida a mis padres. La verdad era un arma afilada que cortaba a través de mi dolor, generando un rencor ardiente que me consumió por dentro. Juré venganza en nombre de mis padres, un juramento que me llevaría a enfrentar la oscuridad de Red Death y a desentrañar los secretos enterrados en las sombras.
Mi camino estaba trazado, y la búsqueda de justicia se convirtió en mi razón de ser en un mundo donde la mafia y la traición dominaban cada rincón, con ira y desesperación, me liberaría de este dolor.