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El Enviado de la Distorsión Volumen I

Cesar_Contreras_1865
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Synopsis

Chapter 1 - Capitulo 1: Comienza la Distorsión

—¿Que sucede?, ¿Donde estoy?— pienso confundido —Esta todo muy oscuro, ¿es un sueño?.— Escucho una risa malévola y muy estridente

—Hola Natsuki, te he estado esperando por mucho tiempo— con una carcajada malévola me saluda

—No, tu de nuevo no, desaparece de mi vista y de mi vida para siempre— le grito

—No puedo irme de aquí nunca —suelta otra carcajada mientras continua hablando con voz burlona —después de todo somos un solo ser, unidos hasta tu muerte, pero si quieres puedo salir y tomar el control de este recipiente—

—Nunca dejare que controles mi cuerpo, si mi castigo o deber es mantener encerrado dentro de mi hasta que muera lo haré, nunca verás la luz del día Abigor, te quedaras aquí  hasta que dejemos de existir— le digo furioso

—NO PODRÁS ENCERRARME AQUÍ POR SIEMPRE— mientras se ríe estruendosamente y alza su voz de forma alarmante —conseguiré el momento adecuado y al fin podré controlar esta vasija—

"poco a poco el sueño se empieza a desvanecer"

—UAAAAA— dejo escapar un grito de mis entumecidas cuerdas vocales —odio que Abigor entre en mis sueños— pienso mientras recorro mi habitación con la mirada

«empiezo a ordenar mis ideas »

«Soy Natsuki Igarashi, tengo 16 años de edad, estoy a punto de culminar mis estudios y aun no se que haré con mi vida, solo desearía dejar de existir pero como esta la situación actualmente eso es imposible, no puedo morir mientras Abigor este en mi cuerpo y créanme ya lo he intentado antes, trate con un cuchillo y este se evaporó en mis manos. El corte que tuve se cerró casi al instante, es frustrante y aunque quiero disfrutar la vida tengo miedo de destruir todo lo que toco»

«Sigo pensando estas cosas y recordando cuantas veces traté de morir fallando cada vez, hasta el punto de no intentarlo más mientras camino hacia el espejo»

La persona que veo en el espejo es un joven alto, cierta contextura atlética -olvide mencionar me gusta los deportes me ayudan a distraer la mente y olvidarme de Abigor- con pelo verde -en realidad mi pelo era castaño pero por alguna razón cambió de color de la noche a la mañana, mis padres me insultaron pensado que lo había teñido sin su permiso, después de raparme se dieron cuenta que les decía la verdad-

En fin, aparento ser un chico normal y ningún extraño pensaría lo contrario si no fuera por un pequeño detalle, mis ojos.

Mis ojos eran relativamente normales de un color verde claro al igual que mi cabello, hasta que cumplí 5 años, exactamente el día de mi cumpleaños número 5 mi ojo derecho cambió de color, de un tono verde se torno rojo, pero no un rojo suave si no un rojo intenso similar a las llamas del infierno, por alguna razón no me dolió en absoluto aunque si me dificultó la vista por varios días.

Como era de esperar de un niño de 5 años grite aterrado al ver mi ojo cambiar de color, aunque eso no fue lo peor, lo peor era la reacción de las personas al ver mi ojo, muchos huían de mi aterrados, otros me consideraban un demonio —creo que ellos si se acercaban a la verdad— y otros hasta me llegaron a rociar agua bendita —una vez fingi retorcerme del dolor, pero termine espantando a mis vecinos a tal punto que se mudaron de casa—. Luego de eso empece a usar lentes de contacto que cambiaban el color de mis ojos y aparentaba ser un chico normal o eso quería creer.

Había otro efecto secundario luego de que mi ojo derecho cambiará de color, pero este si afecta ambos ojos, este era que mis escleróticas £

—o la parte blanca de los ojos como les suelo decir— se tornan totalmente de negro, aunque esto solo ocurría cuando emociones negativas muy fuertes se apoderaban de mi.

Mis momentos de debilidad son cuando me molesto o me deprimo, en esos momentos Abigor busca la más  minima oportunidad de controlar mi cuerpo, por eso trato de evitar cualquier cosa que me haga sentir de esa forma.

Aunque si me he dejado controlar dos veces por Abigor y ha terminado de tal forma que hemos tenido que mudarnos de ciudad, la primera vez fue cuando tenía 8 años, los niños que estudiaban conmigo me hacían burlas a tal punto que explote -literalmente explote- genere una onda expansiva que causó que todos ellos terminaran en el hospital y mi colegio terminó de una forma muy extraña -ahora entiendo que fue distorsionado- el colegio donde estudiaba quedó -no podría decir destruido- si no que todo se torció, expandió y encogió -no encuentro mejor forma de explicar por eso le llamo Distorsión-

La segunda vez, fue hace dos años cuando tenia 14 sufrí una traición de una persona muy importante para mi -me apuñaló por la espalda y no lo digo en forma de metáfora en serio me apuñaló por la espalda- según el decía que yo debía ser asesinado y que el mundo estaría agradecido, cuando apareció lo encontraron en un bosque con dos brazos saliendo de su cabeza y una pierna de más saliendo de su espalda, ese recuerdo aun me atormenta.

Abigor: suelta una risa malévola, acompañada de una voz burlona —recuerdo ese día, fue tan hermoso ver su expresión de temor en su rostro, la desesperación al fallar la misión que el mismo se propuso— otra risa que me deja aturdido—nunca olvidaré a ese idiota.

Natsuki: —Cállate  DE UNA MALDITA VEZ DEMONIO DEL INFIERNO— le grito a Abigor sabiendo que no me hará caso—

Abigor: —He estado callado y aburrido por mucho tiempo, déjame tomar el control por un rato y vamos a divertirnos destruyendo este mundo y asesinando a todos sus habitantes—

dice tratando de tentarme

Natsuki: —No dejare que me controles — mi piel se empieza a destrozar poco a poco y a la vez se regenera por la pelea interna entre Abigor y yo

—vuelve a tu prisión y déjame en paz— mi cuerpo es una prisión para el ya que no puede salir, la unica manera de manifestarse al mundo fisico es poseyendo mi cuerpo —no te dejare salir—

Abigor: —DEJA DE LUCHAR Y RINDETE— hablando con un susurro tentador —sumérgete en el caos y la destrucción, déjate llevar por la muerte y la oscuridad—

Natsuki: —CALLATE DE UNA VEZ, NO TE DEJARE SALIR NUNCA— le vuelvo a gritar

Abigor: —Por ahora te dejare, pero nunca podrás tener la guardia arriba llegará el momento en el que me necesitarás y ahí podré controlar esta vasija— lanza otra carcajada malévola antes de irse

Natsuki: —detesto admitirlo, pero tiene razón cada vez me cuesta más controlarlo ya no se que hacer para mantenerlo encerrado y no quiero lastimar a nadie no quiero que nadie muera y menos a la chica que amo.— suspiro derrotado

"así básicamente son todas mis mañanas peleando dentro de mi para evitar que Abigor me controle"

«Salgo de mi casa, perdido en mis recuerdos»

« es como una costumbre que tengo, todos los días retrocedo en mi vida para asegurarme a mi mismo que aun soy yo y no estoy siendo controlado, ya que cuando Abigor toma mi cuerpo pierdo la conciencia y no recuerdo lo que pasa»

mientras camino recuerdo la historia que me contaron mis padres antes de mudarme de su casa -lo hice por la seguridad de ellos a pesar de que no lo aceptaban al principio, logre convencerlos, los visito seguidamente pero no duro mucho tiempo en su casa, es muy doloroso para mi- según mis padres nací normal como cualquier niño, solo hubo una diferencia, el demonio que entró en mi cuerpo en forma de fuego -segun la descripción era una mezcla de color azul, morado y negro con chispas amarillas y rojas- las enfermeras corrieron aterradas, solo quedo una.

Una enfermera algo mayor y regordeta -según mis padres era muy simpática- la cual sonrió y les dijo a mis padres

Enfermera: —el destino de ese niño ya ha sido marcado y les aseguro que será de grandeza, hace mucho tiempo que no veo nada igual, si alguien me hubiera dicho que viviría tanto para volver a ver algo parecido no le hubiera creído—

Eso es lo que recuerdo de la historia que me contaron mis padres también recuerdo que dijeron que la enfermera desapareció y nunca más se supo de ella.

Natsuki: —esa es otra incógnita que se añade a la lista de interrogantes de mi vida— pienso en voz alta sin tomar en cuenta mi alrededor

«A veces me sorprendo de lo distraído que puedo llegar a ser de mi alrededor pues no había notado el caos que había en la ciudad»

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