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Chapter 5 - El Alba de los Despertados

En un momento crucial, la humanidad se vio envuelta en una guerra sin precedentes y aterradora. Luchaban contra bestias monstruosas y seres terroríficos que parecían tener un odio innato hacia la humanidad. Dondequiera que aparecieran, traían consigo calamidades llenas de muerte y desesperación. Miles de personas se afanaban por proteger a sus seres queridos o simplemente por sobrevivir. A pesar del miedo que los invadía, algo dentro de ellos les impulsaba a seguir luchando hasta el último aliento.

Quizás fue presenciar cómo estos seres trataban a la humanidad como ganado, divirtiéndose mientras masacraban a los seres humanos y se deleitaban al devorarlos lo que encendió una llama inextinguible en los corazones de los supervivientes. No podían soportar ver cómo sus seres queridos eran devorados y cómo la humanidad era aniquilada. Así que continuaron luchando con todas sus fuerzas.

Tras quince años de incesante batalla, la humanidad se encontraba acorralada. Sin más opciones, se vieron obligados a trasladarse a un continente recién emergido llamado Arkon. Este lugar se convirtió en su último refugio seguro. Sin embargo, la crisis no cedía. Las bestias y los seres terroríficos seguían presionando, decididos a exterminar a los seres humanos de la faz de la tierra.

En Arkon, los investigadores estudiaban a aquellos seres que habían colapsado en algún momento por razones desconocidas. Tras años de análisis, llegaron a una conclusión: estas personas no estaban muertas, sino en un estado de inactividad. Aunque no sabían exactamente por qué, una cosa era segura: no estaban muertas.

Una fuerte explosión sacudió toda la ciudad de Arkon, justo en el área donde se encontraba la última fuerza de defensa de la humanidad. Este grupo estaba compuesto por los últimos sobrevivientes de los países que antes existían, ahora reducidos a escombros. En las murallas de Arkon, algunos militares estaban de vigía, mientras otros conversaban sobre cómo sobrevivir a la crisis. Entre ellos, un joven soldado de apenas 15 años escuchaba las conversaciones con una mezcla de decepción y determinación. A pesar del cansancio y la falta de esperanza, su único deseo era proteger a su pequeña hermanita, quien lo esperaba con ansias.

"Kai Ardent", ¿has terminado de colocar las municiones según las disposiciones reglamentarias? El joven que llevaba el carruaje de municiones se sobresaltó al escuchar la voz de su superior. Había estado perdido en sus pensamientos, pero al girarse, se encontró con una escena que le heló el corazón. El capitán, a punto de reprenderlo, también se quedó sin palabras al ver lo que se avecinaba.

Más allá de las murallas, a unos 10 kilómetros de distancia, se extendía un ejército inmenso de bestias indescriptibles. Algunas eran tan enormes que medían hasta 3,000 metros de altura. Nunca antes se habían visto criaturas de tal magnitud. Pero eso no era todo. Entre ellas, como sacadas de una leyenda o un anime, se alzaban dragones. No los dragones mitológicos, sino seres distintos: algunos parecían lagartos, otros, serpientes. Sin embargo, todos compartían un tamaño colosal y un aura aterradora que se sentía incluso a esta distancia.

Los soldados en las murallas sintieron un terror sin precedentes. La humanidad parecía destinada a desaparecer. Se dio la orden de levantar los escudos de las murallas y lanzar las últimas bombas desarrolladas en años de investigación. Estas bombas, diseñadas específicamente para enfrentar a las bestias, fueron lanzadas con un estruendo ensordecedor. En menos de un minuto, impactaron a las criaturas que se aproximaban.

Pero entonces, un rugido gigantesco hizo temblar a los soldados. Una bestia voladora surgió de la explosión, moviéndose a una velocidad aterradora. En apenas 60 segundos, estaba sobre las murallas. Abrió su enorme boca, llena de dientes afilados, y escupió una bola de fuego que destrozó el escudo protector.

La humanidad estaba al borde del abismo, y la batalla apenas comenzaba.

Los soldados, aturdidos por la velocidad de los acontecimientos, no tuvieron tiempo de reaccionar. Confiaban en que el escudo resistiría cualquier impacto, pero cuando vieron cómo se desintegraba ante el aliento de fuego de las bestias, quedaron paralizados. Sin embargo, esto era solo el comienzo. Rugidos ensordecedores resonaron, y miles de criaturas aladas asaltaron las murallas, destrozando todo a su paso. Los soldados eran arrojados fuera de las defensas o despedazados por explosiones. Algunos incluso eran devorados por las bestias que se abalanzaban.

Kai Ardent, escondido entre los escombros, luchaba por huir. El pánico lo inundaba mientras escuchaba los lamentos desgarradores de sus compañeros. No había escapatoria; la humanidad estaba al borde de la extinción. A pesar de los esfuerzos y las nuevas armas desarrolladas, todo parecía en vano.

Pasos pesados hicieron temblar la tierra. Uno de los monstruos, similar a un dragón, se acercó a donde Kai se ocultaba. Miró a los ojos rojos de la bestia sin sentir miedo. El terror se había transformado en un deseo feroz de luchar hasta la muerte. Solo pesar sentía por no poder cumplir la promesa a sus seres queridos. "Padre, madre", pensó, "lamento no poder cumplir la promesa que les hice".

Con dificultad, levantó su lanza y apuntó a la bestia. Gritó con todas sus fuerzas: "¡Ven, bestia! ¡Te llevaré conmigo!". Pero cuando los dientes afilados se acercaron para devorarlo, el tiempo pareció detenerse. La boca nunca llegó. Al abrir los ojos, vio la espalda de un hombre alto y robusto, vestido solo con pantalones. Una sensación indescriptible emanaba de él.

La bestia seguía allí, pero la mitad de su cuerpo parecía destrozada por un meteorito. El hombre se volvió hacia Kai con una sonrisa y le preguntó: "¿Te encuentras bien?". El rostro del desconocido y su aura dejaron a Kai asombrado. Tartamudeó: "¿Q… quién eres?".

El hombre reflexionó un momento y finalmente respondió: "Mi nombre es…" 🌟

Hace apenas 5 minutos desde que comenzó la invasión de las bestias en la ciudad de Arkon. Los seres humanos, que permanecían en un estado de inactividad, habían sido objeto de estudio por parte de los científicos. Sin embargo, de manera sorprendente, estos individuos comenzaron a experimentar un cambio. Los científicos y expertos a cargo de ellos no se dieron cuenta hasta que, en un instante, se levantaron y desaparecieron. El lugar al que reaparecieron fue precisamente donde las bestias asolaban la ciudad, desgarrando a los seres humanos que no lograron escapar a tiempo hacia los refugios.

Estos seres humanos ya no eran comunes. Durante su estado de inactividad, parecían estar en coma, sin vitalidad aparente. Sin embargo, estaban conscientes de lo que sucedía en el mundo. Con el paso de los años, se dieron cuenta de que algo había cambiado en ellos. Sentían un poder creciendo gradualmente dentro de sus cuerpos. A pesar de ello, no podían despertar completamente. Solo escuchaban una voz que mencionaba: "Sincronización en progreso, estado 88%". Al principio, desconocían su significado, pero finalmente llegaron a la conclusión de que al alcanzar el 100%, podrían salir de su estado de inactividad vital.

Sin duda, fue en ese momento desesperado para la humanidad, cuando creían estar al borde de la extinción, que estos individuos despertaron. Se convirtieron en los seres que aparecieron para liberar a la humanidad de la crisis en la que se encontraba. Así comenzó el alba de los Despertados y el inicio de la cultivación vital para la humanidad.