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UN DILEMA FEMENINO

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Chapter 1 - EL BROTE

Mi vida en la escuela secundaria había terminado, había sido demasiado larga, pero el fin de este ciclo se había ido en un pestañear, hubiera querido que los ciclos posteriores fueran igual, aunque mi vida estudiantil no fue tan mala, soy buena en los deportes debido a que soy un poco delgada y me encanta practicar diferentes cosas, en cuanto a mi popularidad, pues estaba en punto medio, tenía muchos amigos debido a mi amabilidad y también que ayudaba a mis amigos cuando tenían algún problema.

—Oye... Sky... ¡DESPIERTA! —dijo Alex gritándome, su cara estaba demasiado cerca.

—Eh... ¿Que sucede? —conteste distraída, no sabía en que había quedado nuestra platica.

Alex era un amigo de mi infancia, de hecho hasta ahora me había acompañado en mi vida escolar, él era una persona amable, siempre estaba pendiente de mi, era admirado por sus compañeros de clase, profesores debido a sus buenas notas y logros en el deporte, también era popular entre las chicas, su piel clara, cabello un poco corto de color negro, su cuerpo era delgado y en forma para tener agilidad y rapidez en voleibol, sus ojos eran cafés claros como la miel, podría decirse que su simple rostro y cuerpo era un imán de chicas. El apodo de Alex se lo puse en preescolar, supongo que decir Alejandro era bastante tedioso, aunque también había otra razón un poco más graciosa detrás de ese nombre.

—Bien... Continua... —dije sin mostrar preocupaciones.

—Emm... Sky no estábamos hablando, estábamos escribiendo una carta a los profesores, solo dejaste de escribir de repente. —contestó Alex un poco enfadado mientras con una de sus manos señalaba la pequeña montaña de cartas selladas qué estaban en la mesa.

—Ya veo... —

Al mirar en mi lado de la mesa logre percatarme qué apenas estaba escribiendo mi primera carta, en ella solo estaba redactada la mitad de la hoja.

—Espero que aún tenga tiempo. —dije con preocupación

Un ligero suspiro salió entre sus labios y con un tono de resignación.

—Esta bien te voy a ayudar, pero esta vez sin viajar a otro mundo mientras escribimos. —dijo mientras un a sonrisa se formaba en su rostro.

—Esta bien, te prometo que pondré atención. —contesté mientras le daba un trago a mi jugo.

La idea de estas cartas eran en un principio idea mía, recuerdo que le sugerí a Alex que estaría bien como una despedida inolvidable para los profesores hacerles cartas expresando la gratitud de sus enseñanzas, aunque solo eran a los más importantes.

De mi mochila saque algunos bolígrafos, una liga negra para atar mi cabello para que no me interrumpiera durante el trabajo, también saque un pequeño estuche rectangular de color gris que tenían dentro mis anteojos, normalmente solo los usaba en la escuela para evitar el cansancio de mis ojos, tras largas horas de estudio mi vista se tornaba borrosa y era problemático mirar la pizarra.

Aunque este es mi último dia en este colegio, debo admitir que Alex me ayudo demasiado, también puedo decir que me siento desanimada por una sola cosa.

—Entonces... ¿Te iras a la ciudad de Santa Ana? —dijo Alex seriamente mientras su mirada la posaba en una carta que escribía.

—¿Como lo sabes? —dije confundida

—Tu padre me lo contó todo, no está de acuerdo con que asistas a esa preparatoria. —

—Lo sé, pero lo haré cambiar de opinión. —

Él alzó la mirada, sus ojos se enfocaban en los míos, sus labios rosas se separaban para decirme.

—Bueno... A decir verdad, no puedo detenerte. —dijo mientras jugaba con un bolígrafo. —Eres necia y nadie te hace cambiar de opinión. —

Al escuchar su respuesta, comencé a reírme sin negar lo que había dicho, él me conocía completamente bien. Nos tomamos varios minutos para acabar mis cartas (mi obligación), Alex me acompañó durante toda la entrega, realmente es muy cansado subir y bajar las escaleras del colegio, los pasillos son extremadamente largos y lisos qué con un mal paso puedes resbalarte, supongo que también extrañare eso.

—Bien ¿Estas lista para irnos? —dijo Alex mientra cerraba la puerta del salón de clases

—Si, este fue el último profesor y en verdad estoy muy cansada. —respondí

—Bien... ¿Te importa si hacemos una parada en el camino? —

Ambos salimos del lugar, el cielo estaba rojizo, el viento se comenzaba a tornar frío, durante el camino la iluminación comenzaba a encenderse automáticamente debido al tiempo, casi me sentía en sincronía, cada poste qué pasábamos se encendía con nuestra presencia, me sentía como una antorcha humana.

—Ya publicaron el nuevo póster de Nuts en Rodapolis. —un chico le comentaba a sus amigos con gran emoción.

—Las rebajas de verano serán increíbles. —contestó una mujer por celular, caminaba con prisa en dirección contraria.

Era normal ver manadas de personas corriendo de un lado para otro, le digo manadas debido al gran número que se formaba en las calles, algunas veces se tenía que pisar por donde circulaban los vehículos para poder pasar, era bastante peligroso. Ahora que las vacaciones de verano habían comenzado, había más gente en las calles, la mayoría eran jóvenes tratando de divertirse.

—Es aquí —dijo Alex con algo de emoción.

Al parecer habíamos llegado a un pequeño restaurante, dentro del lugar había un poco de gente, el ambiente estaba calmado, una pequeña rokola reproducía música, en cuanto al lugar, estaba bastante cuidado, los colores blanco y naranja le daban una calida pinta, el personal también tenía estos colores en su uniforme con un gafete verde que mostraba su nombre.

Elejimos una de las mesa junto a la ventana, la vista era impresionante y nostálgica, Alex se había sentado al otro lado de la mesa, su rostro miraba la carta de las sugerencias con inquietud, una de sus manos curiosamente tenía una Narciso, se veía realmente hermoso, tal vez se la entregaría a alguna mesera.

Eso abría un montón de dudas sobre el narciso, no sabía que mi amigo estaba interesado en alguna chica, era popular con ellas, pero no mostraba interés en pasar al siguiente nivel.

Tome la carta para seleccionar lo que comería, la carta era extremadamente larga qué me impedía ver a Alex.

—Emm... Sky... ¿Quieres... —dijo Alex avergonzado

Baje la carta para miralo, la mesera había llegado a nuestra mesa para tomar la orden, por otra parte, Alex alzaba el narciso hacia mi.

—Ya veo, supongo que debo ayudarlo. —pensé mientras tomaba el narciso

Alex mostró una gran sonrisa, parecía que sus preocupaciones habían desaparecido.

—Señorita ¿Podría hacerme un favor? —dije amablemente

—Si ¿Qué desea? —dijo mientras tomaba una pequeña libreta y pluma.

—Tome esta flor... ¿Podría darle su número a mi amigo? —

La mesera miro a Alex confundida, cuando reflexionó la pregunta comenzó a sonrojarse.

—Si... Esta bien... —contestó nerviosa mientras tomaba la flor.

Giré hacia Alex, él estaba congelado, su mirada en mi no se apartaba, se había hecho piedra con la mirada de medusa.

MÁS TARDE...

Abrí la puerta de mi casa con un poco de sigilo, trate de no hacer ruido con mis pisadas o tropezar contra los objetos que habían en la entrada, lentamente cerré la puerta, gire y me dirigí a la sala con pisadas silenciosas por la alfombra. Mi padre estaba sentado en el sofá mientras observaba la televisión, al parecer estaba viendo una película policíaca, a él le encantaba mucho ese género, recuerdo que de pequeña siempre jugábamos a los detectives, la casa era un desastre al terminar el juego, mi madre nos regañaba por los cojines del sofá en el suelo o por la comida regada en la cocina. En fin mi padre era un hombre muy cariñoso, Lain Serrano era el dueño de una joyería muy reconocida por todo el mundo, habían varias tiendas asentadas en varios países, aunque era estresante para mi padre, era mucho trabajo, cuando más aumentaba las ganancias, también aumentaba el trabajo, algunas veces dormía en la oficina o no comía apropiadamente.

Caminé hacia su espalda para asustarlo, me agache levemente para ser más sigilosa, logre colocarme detrás del sofá sin llamar su atención, escuchaba sus carcajadas, rápidamente salte para tomarlo con mis brazos, grite con todas mis fuerzas.

—Muy interesante niñita. —dijo mi padre

Abrí mis ojos para ver a mi padre.

—¿Porque no funcio... ¡¡AAHH!! —caí al suelo asustada, frente a mi había un monstruo mirándome.

Era aterrador, sus ojos eran muy extraños, era una especie de cabra deformada.

—Parece que a mi si me funcionó. —dijo mientras algunas carcajada salían de él.

Mi padre se quito la máscara inquietante qué había usado el pasado Día de muertos, era la peor máscara qué había comprado, las anteriores eran inofensivas y jamás daban miedo. Ambos nos abrazamos y comenzamos a reír de la broma, yo y mi padre éramos inseparables, siempre nos divertíamos juntos o jugábamos vóleibol en el patio, era divertido y no quería que acabara.

—Bien, llego un correo está mañana. —dijo mi padre con un poco de seriedad mientras me entregaba el sobre.

—Deben ser los resultados de... —dije un poco emocionada

—Parece que fuiste aceptada en la preparatoria qué tanto quieres. —

Estaba muy feliz, mi deseo se había hecho realidad, todas esas noches sin dormir por estudiar habían dado fruto, aunque los cursos de los fines de semana eran tediosos, pude manejarlos con paciencia.

Pero mi felicidad...

—No puedes asistir. —contestó mi padre, sus palabras frías habían detenido mi corazón.

—Pero... —conteste tratando de manejar la situación.

—Sky, hay preparatoria en esta ciudad, puedes asistir sin viajar a otra ciudad. —

—Pero es colegio tiene la profesión qué yo quiero para mi futuro. —

—Lo siento, no vas a asistir. —

—Pero me esforcé bastante para lograrlo, yo quiero... —

Mi padre tomo el sobre de mis manos, frente a mis ojos lo rompió en pedazos, ese papel era necesario para registrarme, en el suelo yacía el sueño de lograr mi cometido, ayudar a mi padre con su trabajo.

Estaba comenzando a enfadarme, las lágrimas brotaban de mi rostro cayendo sobre mi suéter azul, estabas se quedaban inpregnadas en la tela cambiándola en un tono más oscuro del color.

—¿Porque lo hiciste? —dije con un poco de coraje entre mis palabras.

—Tenía que hacerlo, no necesitas ir a ese colegio. —dijo mientras se acercaba para abrazarme.

Me quite de su camino, negué ese falso abrazo de mi padre, aquel hombre que miraba siempre a los ojos, esta noche solo mire sus zapatos tratando de pensar que era otra persona.

—Me voy a mi habitación. —dije alejándome de él sin mirarlo.

Él solo se quedo ahí, mirándome, ni una sola palabra salió de entre sus labios.

Al llegar a mi habitación cerré la puerta con llave, tomé una pequeña maleta de mi armario y metí lo necesario para salir, no estaba dispuesta a renunciar.

Tenía algunos ahorros qué había juntado trabajando durante las vacaciones y fines de semana, tal vez no era una fortuna, pero me ayudarían a sobrevivir por un tiempo. El dinero de la inscripción estaba completo, en la navidad pasada había pedido el setenta y cinco por ciento de ella, por supuesto que no le había dicho para que lo necesitaba, le mentí diciendo que quería un celular de gama alta para investigar mis tareas.

El sonido del auto de mi padre se escuchó de forma repentina, normalmente el regresaba al trabajo a estas horas, no regresaría a casa en horas, así que sería un poco fácil mi huida.

Salí de mi habitación, cerré la puerta con un poco de cuidado, las luces del pasillo estaban apagadas, camine unos cuantos pasos, la habitación de mis padres estaba abierta, la luz del televisor salía iluminando una parte del pasillo, mi madre seguía aun despierta mirando su telenovela ultra exagerada.

Llegue a la terminal de autobuses por medio de un taxi, dentro del lugar estaba un poco tranquilo, algunas personas yacían sentados en las bancas esperando su autobus, otras compraban su boleto mediante una fila un poco corta, debido al tiempo. Compre mi boleto, para luego pasar por el filtro, una persona pasaba un detector de metales cerca del cuerpo, mi maleta pasaba por un filtro aun más complicado, pues podía verse las cosas en su interior.

Después de algunos minutos, tomé asiento en una banca cerca de la parada de autobuses, a un lado de esta había un letrero digital mostrando los diferentes destinos.

Las personas a mi alrededor tenían más equipaje qué yo, algunos rebasaban las tres maletas, supongo que algunas personas quieren sentirse más cómodas en sus viaje o tal vez quieren traer recuerdos. Algunas familias incluso acompañaban al familiar que se iba de viaje para despedirse, era un poco doloroso verlos llorar, supongo que mi padre no lo hubiera tomado igual, él me hubiera sacado del lugar.

Mi autobus había llegado, tomé mi maleta y camine para abordarlo mientras me alejaba de aquella banca, subí al autobus, adentro busque mi asiento, algunas personas me miraban con algo de curiosidad, tal vez era un poco joven viajando sola, mi asiento estaba justo al lado de la ventana, coloque mis cosas en el soporte qué estaba arriba para después sentarme y dormir un poco, llegaría a la otra ciudad en la madrugada.

—Mmm... Que dilema... —dije suavemente mientras mis ojos se cerraban debido al cansancio.