River
—¡Vaya! ¡Mírate, todo vestido de esmoquin! Te ves como un millón de dólares! —exclamó Allen Stead, el Beta de River, apartándose del lado de su esposa y se acercó para rodear con sus brazos al Alfa.
River le dio una palmada en la espalda a su mejor amigo.
—Me alegro de verte, amigo. Gracias por venir.
—Claro, claro —dijo Allen—. No nos lo perderíamos por nada del mundo.
Allen lo soltó y River se acercó a Samantha para abrazarla también. El bebé Simpson, que era diminuto y no tenía ni un mes de vida, dormía en sus brazos.
—Seguro que es adorable —comentó River, mirando la cara del dulce bebé.
—Gracias, Alfa —dijo Samantha, sonriendo a su bebé—. También es un bebé muy bueno.
—Sí, esperemos que no llore durante la boda y lo estropee todo —bromeó Allen riendo. Habían venido a ver a River a la habitación donde se estaba arreglando en una cabaña, cerca del prado donde Michael tenía todo preparado para la ceremonia de la boda.