Violeta volvió apresuradamente a casa, pero recordó que Jack no iba a estar ahí cuando ella llegara.
Dijo que podría tardar en resolver el asunto en las afueras, así que ella tendría que esperar.
Se estaba poniendo muy ansiosa mientras lo esperaba, y repasó varias veces la conversación que había tenido con Lance en su mente, para asegurarse de que no se le escapaba nada.
Se sentía bien, no sentía en sus entrañas que tuviera que sospechar de él. Por primera vez, podía decir que su instinto le decía lo correcto.
Lance era un hombre muy honesto. Nunca había tenido una conversación con él en la que no le dijera la verdad a la cara, aunque supiera que podía salir perjudicada por lo que tenía que decir.
Le gustaba ser sincero, y aunque podía estar mintiéndole, dado todos los hechos y sucesos ocurridos últimamente, Violeta seguía creyendo cuando decía que estaba a su lado.
Pero ella sabía que Jack no se lo iba a tragar. Y ella tendría que ser firme y hacer que él confiara en ella.