Entre mis lágrimas.
— ¡Oye! ¿¡Que crees que haces!? ¡Baja de ahí!
Gritaba aquel desconocido, mi mente nublada y mi cuerpo paralizado no hacía caso a sus peticiones, no podía mover ni un solo dedo, solo podía ver aquella bella vista mientras la fuerte ventisca movía ligeramente mi cuerpo que temblaba descontroladamente, mis manos sudaban mientras con cada grito de aquella persona me hacía perderme más en mi mente llevándome a divagar en mis pensamientos.
— ¿Cómo esque llegué a este punto?
Y así, sin darme cuenta me ví envuelta en una inmensa oscuridad caminando sin rumbo algo, mis ojos no veían más que una tenue luz negra. ¿Dónde estoy? Me pregunte por un momento tratando de encontrar algo que me guiará en aquel sitio. A lo lejos se escuchaba una dulce voz aniñada, sin pensarlo mucho me guie de aquella voz que sonaba ciertamente familiar, era obvio, era mi propia voz guiandome a mis recuerdos o tal vez... Solo soñaba.
Mi primera intuición fue seguirla hasta encontrar el primer recuerdo de mi vida. Aquella oscuridad se disipó, estaba en mi cuarto y me di cuenta de que recuerdo era.
— Tranquila, linda, no te haré daño, solo será un pequeño juego.
Dijo una voz en medio de la oscuridad en un rincón, mi cuerpo temblaba de temor pero no podía moverme, estaba paralizada de el miedo y solo queria irme.
— ¡Porfavor no! ¡No quiero! No otra vez...
Gritaba desesperado mientras me cubría con las sábanas, el miedo me invadía y derrepente sucedió de nuevo... Esa persona, ese mounstro volvió a tocar mi cuerpo, aunque solo era una divagación de mis recuerdos aún lo siento como si pasara una vez más. Solo tenía 13 años... ¿Porque aquella persona que alguna vez ví como padre me hizo esto? Aquel recuerdo termino y me ví envuelta nuevamente en una oscuridad temible, está vez pequeñas huellas me guiaron a mi nuevo destino. ¿Dónde estaba?
— ¡Ja, ja, ja!
Se escuchó una risa que retumbó en mis oídos, estaba en casa, en una cena familiar ¿Porque? Mire a mi alrededor, sabía que pasaría, quería irme pero no podía, estaba obligado a vivir nuevamente aquello.
— Eh terminado mi comida, ¿Puedo retirarme?
— ¡No! Es una cena familiar, ¿como crees que puedes retirarte si aún no es hora de irse? Maldita obesa.
Otra vez, sentí esa voz retumbar en mis oídos junto a esa palabra tan horrorosa "obesa". Aquella palabra fue el inició de lo que se convirtió en un infierno, cada que veía comidas con calorías que consideraba extremas mi mente volvía a aquel recuerdo espantoso, haciéndome temblar y llorar incontrolablemente. Odiaba mi cuerpo tanto como mi propia familia lo hacía, llevándome al punto de tener un peso preocupante. Debía comer pero no queria y me negaba a hacerlo por miedo a volver a ser "obesa".
— ¿Enserio debo volver a vivir esto?
Me pregunte sintiendo como el aire escapaba de mi boca y como poco a poco perdia la consciencia, me estaba ahogando en mis propios temores, no quería seguir viviendo una vez más aquellos tiempos que atormentaban mi mente.
— Esto es horrible... ¿Porque tengo que pasar por esto? Me siento tan triste, odio todo esto, quiero acabar con todo de una vez por todas.
Me dije a mi mismo en mi propia mente, una neblina empañó mis ojos y cuando desperté estaba en un hospital, el sonido de las máquinas a mi alrededor, aquel frio embriagador de todo hospital recorriendo mi cuerpo. Mire a los lados y no ví a nadie, nadie estaba allí conmigo para saber si estaba bien.
Pensar en aquello hizo que de mis ojos cayeran lágrimas y me empecé a preguntar una vez más ¿Porqué? Solo quería acabar con todo sufrimiento y tener siquiera una muerte esperada. Estaba una vez más encerrada en aquella habitación, la conocía de memoria, sus máquinas, su olor y su engañoso sentimiento de acojo.
— Por que me quedé allí solo... pensando, debí tirarme y ya así todo terminaría en un segundo, pedazo de idiota.
Se escucharon pasos y una puerta abriéndose, era aquella enfermera que ya conocía de memoria, como se llamaba, su familia, sus miedos y sus parejas, la consideraba mi amiga. Aquella enfermera se sentó frente a mi, en aquella silla que al principio se encontraba solitaria, al sentir su mirada la mía se desvío avergonzada, ella sabía que no era mi primera vez en el hospital.
— ¿Otra vez aquí? No esperaba verte de nuevo, ¿Que es lo que paso ahora? Cuentame, estaré aquí para escucharte.
— No lo sé...
Dije con una voz temblorosa mientras sentía como de mis ojos empezaban a lagrimear, pequeñas lágrimas cayeron por mi mejilla las cuales fueron disipadas por la mano de aquella enfermera.
— ¿No lo sabes? Ya ah pasado esto muchas veces, ¿no? ¿Volviste a recordarlos? Cuentame, debes tenerme confianza, estaré para ti siempre querida.
Ella decía embriagando mi odio con su dulce voz... Haciéndome sentir segura, segura de poder contarle lo que me hacía mal pero realmente no lo sabía... ¿Que debía decir? Sabía que no habían sido aquellos atormentantes recuerdos, fue algo más... Pero ¿Que era? ¿Acaso perdí la memoria?
— Solo no lo sé...
Dije con mi voz entre cortada, sintiéndome ahogada entre mis propias lágrimas, un nudo se hizo en mi garganta, me prohibía hablar correctamente, no sabía que decir solo... Lloraba como una niña pequeña a la que acababan de regañar.
Me siento vacía.