milá
Le devolví el saludo a Lucas y me apresuré a entrar a la casa y salir del frío.
“Vamos, Ethan. Si sigues ahí parado, te convertirás en una paleta”.
Avanzó y me siguió hasta el porche. Nos detuvimos en el raspador de botas y arrastramos las suelas sobre él para quitar la mayor cantidad de nieve posible.
No tiene sentido rastrear la nieve dentro de la casa de Lucas. No, no sólo la casa de Lucas. Mi casa también. Y el de Oliver. Sigo olvidándome de eso.
Lucas me saludó con un gran abrazo de oso. Suspiré en su pecho, frotando mi cara sobre él.
"Oh, Dios mío, eres tan cálido".
“Y tienes tanto frío. ¿Qué diablos te pasó?
"Nos quedamos atrapados en la nieve".
Oliver hizo una mueca cuando se unió a nosotros desde la sala de estar. Dottie le seguía los talones y las uñas de los pies resonaban en el suelo.
“Oh hombre, eso apesta. Podrías haberme llamado y habría usado el cabrestante del jeep para sacarte.
"Todo está bien. El Dr. Ethan tuvo una idea inteligente”.