Miel
Ay dios mío.
Aquí estoy mirando la boca de Enzo, sabiendo que me besé con Dante la semana pasada y luego con Roman antes de eso. ¿Realmente iba a terminar besando al tercer hermano? Mi vientre se retorció de lujuria, la sensación de él entre mis piernas me mareaba.
Los he tenido a los tres entre mis piernas en este momento. Y cada uno de ellos se sentía demasiado bien para ser real. Cada uno de ellos tenía sus ojos puestos en mí y eso me hizo sentir muy culpable. ¿Los estaba siguiendo? ¿Cómo estuvo eso bien?
Sin mencionar que eran jodidos miembros del cartel y era realmente estúpido involucrarse con ellos. ¿Pero por qué no pude detenerme?
Mis ojos se posaron en la boca de Enzo, sus labios eran ligeramente más delgados que los de Dante y no tenía hoyuelos diabólicos como Roman, pero su sonrisa era contagiosa. Esos ojos color avellana eran brillantes y llenos de promesas y astucias.