romano
La miel era perfecta.
Tan jodidamente perfecto.
Teoricé que Honey era la chica para nosotros, pero verla besar a Enzo lo solidificó para mí. Él fue amable con ella. Tierno con la forma en que la tocaba. Disfruté viendo cómo ella lo adulaba. Derretido en sus manos.
Después de nuestra cita, pude comprobar lo receptiva que era. Con ganas de agradar y con muchas ganas de aprender. Sabía cómo sabían sus labios y cómo se sentía su cuerpo contra el mío. Verla besar a mi hermano fue como verlo desde el otro lado mientras no soy yo quien se ahoga en ella.
Tuve la oportunidad de ver cómo reaccionaba. Sus pestañas revolotearon. Ella avanzó y aceptó su beso con entusiasmo. De esta manera, tuve la oportunidad de ver lo hermosamente que se desarrollaba.