*Amaya*
Wren se había curado casi por completo en la semana siguiente. Constantemente recibíamos nueva información de la costa y de Emerald Mountain, era solo cuestión de tiempo antes de que estuviera en nuestra puerta.
Me lancé a entrenar con Asher. Me esforcé más y las sesiones fueron más largas. No quería estar indefenso, no quería ser una carga.
Sabía que Wren nunca me dejaría ir al frente, por así decirlo, pero sentí, incluso sin mi marca, que la mala suerte siempre me perseguía. No quería contar con la suerte para salvarme como había sucedido con la Mantícora. El entrenamiento me dio tranquilidad porque sentí que mi cuerpo se transformaba y se hacía más fuerte.