Los golpes en mi cabeza fueron lo primero que noté cuando finalmente recobré el conocimiento. Mi cuerpo estaba envuelto en algo cálido y suave, que me recordaba a un pelaje suave o algún tipo de felpa. Abriendo los ojos lentamente, hice una mueca cuando un dolor agudo se disparó a través de mi frente.
"Puaj…"
Desenredando mi brazo de mi capullo, presioné la base de mi palma contra el hueso de mi ceja. La presión adicional alivió parte de la tensión almacenada allí, pero no fue suficiente para quitarme por completo los golpes en la cabeza. Ese afrodisíaco no era ninguna broma. Nunca había probado esas cosas antes, pero podía ver por qué dejarlas era un tema popular entre los usuarios habituales.