*LEÓN*
Recuerdo haber visto comedias románticas con antiguas novias cuando era adolescente e incluso cuando era un adulto joven de veintitantos años, pensando en lo absurdo que era que un hombre o una mujer renunciaran a toda su vida, ya fuera su trabajo bien remunerado, su sueños, o su vida de soledad, para esa persona especial. Para mí fue un estado de locura.
Pero ahora. Ahora aquí estaba, sentada en mi oficina, sintiéndome completamente diferente que hace unos días. Había renunciado a mi vida entera por alguien. Estaba unido y, mientras miraba por la ventana de la puerta de mi oficina, sonreí al ver a Vicky trabajando en un plato que sin duda era increíble.