Me molestaba todo lo que revelaba mi padre. No podía quitarme de la cabeza las imágenes de aquel vídeo. Necesitaba encontrar la manera de demostrar si todo era cierto o no, pero ¿cómo?
Parecía casi imposible conseguir ayuda a través de la Manada del Bosque de Piedra, y no tenía otras alternativas. No podía llegar corriendo y decir: "Edmond, mi padre dice que me mentiste y me utilizaste. ¿Es eso cierto?"
¡Oh, Diosa, qué tonta! Si lo intentara, seguro que pensaría que estoy loca. Me reí un poco de mí misma sólo de pensarlo y por fin empecé a sentirme un poco mejor.
Oí que llamaban a la puerta y me sobresalté. Era tarde, así que ¿quién podía ser a estas horas? Me incorporé y grité: "Pase, por favor".
Edmond entró despreocupadamente por la puerta con una cesta de fruta. Miré sorprendida la cesta de fruta que tenía en la mano y no podía creer lo que veían mis ojos. "¿Es para mí?"