*Estelle*
O estaba paranoica, o la gente seguía hablando de mí. Habían pasado dos días desde que Gabe regresó de su viaje. Desde entonces, cada vez que salía, me sentía observada. La gente me susurraba o me señalaba. A veces, simplemente me miraban cuando pasaba.
Me devané los sesos, pero no se me ocurría nada que hubiera hecho que pudiera ofender a alguien o molestar así a la manada. Quería hablar de ello con Gabe, pero temía que pensara que estaba siendo dramática.
Las cosas no habían sido exactamente como el sol y el arco iris entre nosotros. Claro que nos llevábamos mejor, pero eso era porque habíamos llegado a un acuerdo provisional para que me quedara. Tenía una salida, al menos en teoría. Siempre podía cambiar de opinión y negarse a dejarme marchar. Si llegaba el caso, encontraría una salida, pero no tenía sentido pensar en ello ahora.