*Eva*
"¡Espera!" Le grité, haciendo que se detuviera en seco.
Zander me miró por encima del hombro esperando a que continuara.
Sinceramente, no sabía por qué lo había detenido. Todo lo que había que decir ya estaba dicho. Prometió que mantendría alejado al asesino que me miraba fijamente. Entonces, ¿qué más tenía que hablar con él?
No sabía qué hacer conmigo mismo.
Una parte de mí pensó que lo mejor sería marcharse y no contagiarse de las secuelas de su ira. Pero otra parte, la parte cachonda y desencajada, quería permanecer en su presencia unos instantes más.
¿Cómo es que anhelaba estar en presencia de un alfa asesino sediento de sangre que podía partirme los huesos en tres segundos?
Realmente tenía algunos problemas en los que necesitaba trabajar.
"Dejaste salir a mi prisionero, Eva". Sus fosas nasales se encendieron. "Hiciste que me enfadara con mi propio guerrero. Uno de mis mejores para colmo".