ADRIANO
Me encontraba inmerso en una reflexión profunda frente a mi teléfono, evaluando mi plan para involucrar a Giovani y Matteo en esta operación. No deseaba desperdiciar vidas sin una razón justificada. La toma de decisiones en asuntos como este me preocupaba y no la tomaba a la ligera. Cada acción debía tener un propósito claro. Despreciaba las palabras huecas que no se traducían en acción concreta. En mi mundo, las palabras se respetaban.
Tomar decisiones sin sentido me enojaba; aquellos que hablaban y no respaldaban sus palabras con acciones me resultaban intolerables. Si pronunciabas algo, tenías que estar dispuesto a asumirlo.
El sonido de la puerta al abrirse me sacó de mi reflexión y salí corriendo por el pasillo con el teléfono aún en la oreja. Raven y Leo entraban al ático, riendo entre ellos. Sus miradas se cruzaron con la mía, y de inmediato avanzaron hacia mí. Raven se lanzó en mis brazos con una urgencia que me tomó por sorpresa.