Mientras regresaba a casa de Allegra, seguí pensando en la conversación con James. La última vez que lloré tanto como ahora fue cuando murió mi madre, y pensé que iba a ser lo más doloroso que jamás experimentaría.
Ahora bien, no estaba seguro de que ese fuera el caso.
Había dejado la oficina de James con la idea de que nunca podríamos estar juntos. Dejó en claro que quería esperar hasta que Tally estuviera de acuerdo con todo. Sin embargo, eso no iba a funcionar para mí.
Ella nunca estaría de acuerdo con que estuviéramos juntos.
Al abrir la puerta de Allegra, entré y me encontré con una risa. El sonido de la voz del hombre no era uno que reconociera, y de repente me sentí mal por entrometerme y no avisarle que estaba en mi camino de regreso.
—¡Beca!— Allegra exclamó con una sonrisa. —¿Has vuelto tan pronto?
—Uh, sí—, respondí, dándole una media sonrisa. —Resulta que las cosas no van a funcionar.