A los pocos días, Lacey se despertó sintiéndose mucho mejor que en días (tal vez incluso semanas) y la herida de su apendicitis casi había sanado. Gracias a Dios, los cambiaformas sanan rápidamente.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Julien, tendido en la cama, con el torso desnudo, con un brazo detrás de la cabeza, luciendo tan sexy como siempre.
Una comisura de sus labios se curvó en una sonrisa.
—Mucho mejor ahora. Gracias. —Sacó algo de ropa del armario y empezó a vestirse—. Estaba pensando que empezaré a entrenar con los guerreros de nuevo hoy.
—Bueno... —Julien se incorporó, su cabello negro cayendo sobre sus hombros, luciendo como un anuncio de una revista para hombres—. Tuve otra idea.
Lacey se rió. —No creo que esté lo suficientemente curada para eso todavía. —Ella besó la punta de su nariz—. Quizás mañana.