Unos minutos más tarde, llamaron a la puerta de su dormitorio. Julien abrió y el Dr. Silva estaba de pie allí.
—¿Y bien? ¿Qué dijo la prueba? —El doctor se sentó en la silla al lado de la cama, luciendo más como un buen amigo que como un doctor.
Lacey forzó una sonrisa.
—No estoy embarazada. —Luego se mordió el labio inferior y lo soltó—. Entonces, ¿crees que tengo apendicitis?
—Creo que realmente necesitas descansar. —El Dr. Silva suspiró, juntando las cejas con preocupación—. Pero te diré algo. En este momento, no tienes fiebre y no estás vomitando, así que vamos a ponerte una vía intravenosa y ver si los líquidos te ayudan. Luego, si no está mejor por la mañana, lo llevaremos al hospital para una posible apendicectomía.
Julien la miró y levantó las cejas, pidiéndole permiso en silencio.
Lacey asintió. —Si está bien.